Recuerdo muy claro la primera vez que vi una carta astral, o carta natal, su característica rueda zodiacal, con todos esos símbolos, coordenadas y líneas de colores. ¿Qué significaban? Ahora entiendo que es el mapa con el que todos llegamos. Nos cuenta de los regalos, lecciones y metas que forman parte de nuestra experiencia de vida.
La rueda se divide en 12 espacios que nos hablan de diferentes áreas de nuestra vida, 12 signos -sí todos tenemos un poco de cada signo en nosotros- que nos prestan sus características para responder en cada una de esas áreas de vida y los planetas que son como nuestras hadas madrinas otorgándolos regalos que se ven reflejados en nuestro carácter.
¿Por qué esta introducción astrológica? Primero, porque el regalo de géminis nos toca a todos, no solo a los que nacimos bajo este signo, o los que tienen este signo como su ascendente o su luna ubicada en él. A cada uno nos toca en alguna medida a través de la energía que transmite durante este mes.
Segundo, porque la forma en que entiendo la astrología no es desde esa parte limitada y trillada del horóscopo de los domingos: para mí ha probado ser algo más profundo que puede ayudar a entenderte desde adentro, sin complicaciones y de una manera clara.
Cada vez que en una tarde con amigos surgía el tema de los signos del zodiaco, les confieso que yo me sentía algo apenada, porque nunca faltaba aquella persona que me colgaba todas esas etiquetas poco amables con las que se suelen referir a los geminianos. Las etiquetas positivas, si las había, aparentemente valían menos o les eran menos atractivas.
La cosa es que cada signo, no importa cual, tiene dos partes: la “buena” y la “oscura”. Así, un virgo puede ser muy detallista, pero también se puede volver perfeccionista al extremo. Un leo puede destacar como líder y brillar con luz propia, pero también puede tornarse egocéntrico y demandante con quienes lo rodean. ¿Nos vamos entendiendo ahora?
Géminis es un signo que tiene que ver con la mente, el intelecto, cómo pensamos, cómo aprendemos y cómo nos comunicamos. Siempre es representado por una imagen dual –los gemelos, dos barritas unidas por líneas arriba y abajo – y de manera general lo que nos quiere mostrar son las dos caras de una misma moneda, pues la lección que aprendes a través de este signo es a encontrar el centro y dejar de ver la vida en blanco y negro, esto es juzgar menos y comprender más.
Nuestra cultura se ha centrado mucho en el intelecto, qué sabes, cuánto sabes y dónde lo aprendiste. Se hace lo que dice el libro, se juzga conforme a las normas “socialmente aceptables” si algo se sale de lo que nos enseñaron, entonces eso no se permite, así de simple.
La curiosidad de los geminianos, si están en su versión balanceada, los lleva a conocer cada lado de las situaciones. Su flexibilidad les permite relacionarse con las personas sin ponerles etiquetas y entonces poder aplicar no solo el conocimiento técnico, sino también lo que la sabiduría y su corazón les dicta para poder lograr decisiones igualmente balanceadas.
Este signo se personifica de diferentes maneras: personas dedicadas a la enseñanza, estudiantes eternos que se enrolan en todos los cursos posibles, comunicadores, intelectuales, escritores, vendedores por mencionar algunos de los más comunes y hasta clichés.
Si observamos estos ejemplos, y pensamos en sus versiones de éxito, su personalidad adaptable, ligera y curiosa no es algo que se pueda considerar negativo, muy por el contrario, los lleva a dejar grandes huellas en sus campos y a ser parte del crecimiento de las personas con quienes se relacionan.
Natalie Portman, Morgan Freeman, Paul McCartney, John Kennedy, Venus Williams, Anderson Cooper, Ian Fleming (autor de James Bond), Arthur Conan Doyle (autor de Sherlock Holmes) son algunos ejemplos de personalidades bajo este signo, aunque también lo es Donald Trump.
Todos nacimos con la libertad para tomar nuestras decisiones, y esta es la clave que hace la diferencia entre el la cara iluminada y la cara oscura de géminis, así como en el resto de los signos del zodiaco.
El regalo secreto que nos trae a todos este mes es poder ver cada momento con unos ojos de niño, sin prejuicios, y con la ilusión de lo que podemos aprender y las opciones que podemos considerar. Es dejar de percibir la vida en blancos y negros y poder al menos comenzar a entenderla con la cabeza y con el corazón.
Es también salir un poco de nuestra cabeza y conectar con nuestras emociones, con las emociones de los otros, con sus realidades, y entender que todo tiene una razón de ser y un propósito en nuestras vidas. A cada uno le corresponde averiguarlo.
Recuerda que la clave para la paz interior existe en ese espacio intermedio entre la cabeza y el corazón.
¡Felicidades geminianos!