Volver al sitio

¡Bienvenidos al 2019!

Este es un momento para abrir tu corazón. Al finalizar un año y empezar otro, evaluamos lo que aprendimos y nos ponemos nuevos objetivos. ¿Cómo podemos crecer y aprovechar todas las oportunidades que nos trae este nuevo año?

Nuestros músculos crecen y se fortalecen a través del ejercicio. Un músculo es capaz de desarrollar mucha fuerza cuando sus fibras tienen un buen tamaño y tono. Para llegar a esto es necesario que el músculo se “rompa”, debido a que desarrollando más tejido al cicatrizar es como crece. Por otro lado, el entrenamiento hace que se desarrollen también más terminaciones nerviosas, mejorando el tono al fomentar el movimiento fluido del músculo. ¿El resultado? Un cuerpo más firme y tonificado.

¿Por qué les hago esta introducción que tiene que ver con fitness? Así como los músculos necesitan romperse a través de las repeticiones, peso y resistencia en el ejercicio para poder tener un tono correcto y saludable, las personas también crecemos a partir de los obstáculos y retos que se nos presentan.

La fuerza que necesita el músculo para desarrollarse viene, principalmente, de una alimentación y estilos de vida adecuados. La fuerza que necesitamos como personas para crecer proviene del corazón y de tu capacidad para saber escucharlo.

 

Se dice que el viaje más largo que hacemos en la vida es aquel que va de nuestra mente al corazón… ¡porque es muy difícil! Nuestra mente siempre tiende a ser el juez que nos obliga a ver las cosas blanco o negro, bien o mal.

En otros casos esta misma mente se convierte en “la loca de la casa” y entonces cedemos ante todas las frustraciones, enojos y ansiedades lo cual nos provoca esos momentos en los que sentimos que las cosas no van saliendo como esperábamos.

Estos dos aspectos de nuestra mente hacen que no veamos las cosas claras, que nos confundamos la mayor parte del tiempo y que terminemos por olvidar nuestras metas, perdernos en la desesperanza o caer en la actitud del “y para qué”.

Cuando incluimos al corazón en nuestra vida, cuando aprendemos a escucharlo y a dejarlo que trabaje junto con la mente, todo cambia.

Casi como por arte de magia aprendemos a relajarnos y a confiar, a saber cuándo retirarnos y cuándo insistir, a encontrar nuestra propia brújula interna y motor cuando todo parece fallarnos.

Lo que nos vende actualmente la sociedad, los medios y los estilos de vida hace que subestimemos esta parte de nuestro ser. Se nos ha enseñado que todo lo relacionado con el corazón nos hace ser débiles, hiper sensibles o que nos saca de la realidad.

Conectar con el corazón no es el sentimentalismo de las novelas, tampoco es aquella pasión que te arrasa y no te deja ver claro. Conectar con el corazón es practicar la simplicidad, la paciencia y la compasión.

La simplicidades ver, sentir y asombrarte con cada cosa que pasa en tu vida, tal y como hacen los niños que descubren todo por primera vez. La simplicidad restaura la capacidad de tu corazón para recibir y sentir todo lo que llega y das en tu vida.

Ejercitar la paciencia nos permite respirar de nuevo y retomar el paso de las cosas cuando no van como deseamos. Nos permite reconocer y disfrutar el proceso de lo que vamos creando y también nos amplía el panorama y ayuda a ser más creativos cuando necesitamos adaptarnos a cambios imprevistos o hacer ajustes de ruta.

La compasión nos enseña a estar con nosotros y con otras personas sin juzgar, considerando lo que necesitan en ese momento. Nos muestra cómo ser tolerantes con nuestras fallas y errores dando el espacio para aceptarlos y corregir, de la misma manera en que nos permite hacerlo con el otro.

Cuando uno decide no abrir el corazón, cuando te cierras porque no quieres sentir la vida te va a enfrentar a situaciones que te hagan conectar con esa parte tuya. Siempre es así: tarde o temprano tendrás que enfrentar aquello que temes más.

El costo de no aprender a abrir tu corazón a ti y a la vida es enorme. No solo dejas de disfrutar plenamente la vida, sino que pierdes también oportunidades valiosas que pueden ser las que siempre deseaste.

Dentro de tu corazón reside tu guía, esa Inteligencia Superior que todo lo puede y sabe y que es parte de ti. Reside tu propia fuerza que es inagotable y también una felicidad que no depende de nadie y que es tuya por derecho propio.

Deseo que este 2019 encuentres el camino hacia tu corazón, que descubras la misión especial que tienes en esta vida y que disfrutes el camino con toda la magia que te regala a cada momento. ¡Feliz año nuevo!