Volver al sitio

El hueco invisible

Durante mucho tiempo, en una calle hubo un gran hueco que mucha gente esquivaba, hasta que un día lo taparon y aún así lo seguían esquivando...

Yo suelo manejar por una calle donde había un gran hueco. Un día tuve que manejar en sentido contrario a este bache enorme y de repente me di cuenta que, aunque ya estaba tapado, las personas que conducían por ese lado lo seguían esquivando. ¿Por qué lo hacían?

Esto me recordó un artículo que llamó mi atención. Era sobre la predisposición genética que tenemos todos a ciertas enfermedades.

Este artículo tenía un enfoque distinto: decía que todas estas condiciones probablemente no fueran tanto heredadas, sino también aprendidas, al continuar replicando hábitos y forma de vida que nos vienen de familia. Eso pudiera ser lo decisivo, más allá de la genética.

Esto es a lo que yo llamaría nuestros huecos invisibles, cosas que hacemos sin saber por qué o hábitos de vida que mantenemos, y que quizás no nos aportan bienestar.

En esas andaba cuando mi hermano me hizo una pregunta: "¿crees que mi dolor de rodilla sea consecuencia de que en la familia existen problemas de rodilla? ¿Crees que lo heredamos?".

Pensando en este padecimiento familiar, encontré algunos orígenes comunes entre los que lo padecen: artritis, sobre peso, sedentarismo, accidentes, vicios de postura. Mi hermano solamente asoció el padecimiento, no los orígenes, y pensó que podría ser una condición heredada.

Con la pregunta en mente, y analizando nuestra historia, me di cuenta que lo único que este evento nos mostraba eran puntos débiles, que si no cuidamos adecuadamente podrían -ojo que eso es solo una posibilidad- podrían fallar si continuábamos repitiendo estos mismos patrones que eran el origen del padecimiento familiar.

Repetimos hábitos en nuestras vidas sin analizar qué nos aportan realmente, o si solo nos aferramos a la sensación de "control y seguridad" que nos dan. A veces, esto resulta más fácil y cómodo que buscar nuestro propio camino. Detente un momento y piénsalo por favor.

Cada uno de nosotros tenemos este tipo de situaciones en nuestras vidas que tocan no solo la parte física, sino también la forma en que vemos y nos relacionamos con el mundo y las personas.

Esto nos mete como en la rueda del hámster, siempre las mismas situaciones y personas que nos afectan, las mismas enfermedades que nos persiguen, ¿por qué? Pues porque no has aprendido a ver diferente, porque no te has arriesgado a hacerlo.

¿Cómo hacemos para salirnos de esta rueda?  Buscando solo 4 cosas:

1. Las incomodidades, enfermedades o situaciones que son crónicas o repetitivas en tu vida.

Hablamos desde cosas cotidianas como que tropiezas o tienes olvidos frecuentes, situaciones de entorno o trabajo donde siempre alguien quiere "hacerte daño", hasta alguna enfermedad o condición crónica que tengas o sensaciones constantes desde soledad o de falta de apoyo, por ejemplo.

 

Lo que sea que te venga a la cabeza estará bien, ahora enfócate en una de ellas para comenzar.

2. Busca quiénes en tu familia consideras que les pasa algo parecido, o igual.

Digamos que lo primero en lo que pensaste fue en tu potencial diabetes. Sabes que la mayoría de tu familia es diabética ¿Qué hábitos comparten, qué actitud tienen ante la vida, qué opinan de su padecimiento?

Quizás no encuentres similitudes con otros familiares, pues nosotros también podemos iniciar nuestras propias ruedas de hámster. Esto producto de situaciones en nuestra vida que nos fueron especialmente fuertes y que deseamos evitar a toda costa, desarrollando mecanismos de defensa que pueden ser poco sanos.

Recuerda buscar también actitudes: estar siempre a la defensiva, gritar, perder el control, sentir que se es víctima, tendencia a la depresión son algunos ejemplos.

3. Busca qué hábitos o actitudes tienes en común con esos miembros de tu familia, o que repites cuando te encuentras en situaciones similares.

Haz esto sin pensar si es bueno o malo, aquí no estamos para decidir sobre ello, solo estamos buscando cosas en común.

Si se trata de una situación tuya solamente, busca lo que te cause estrés o aversión, y cómo lo manejas o reaccionas.

4. Arma tu plan de acción para detener las "herencias"

Este plan es propio, no es para el resto de la familia. Si los haces parte de tu plan todos, incluido tú, se van a frustrar y terminar de muy mal humor, quizás hasta con una buena discusión familiar. Este es trabajo personal.

No busques hacer cambios drásticos, irse al extremo es como acelerar un auto de 0 a 100 en la mañana cuando lo acabas de arrancar... no funciona, te frustras. Hazlo fácil, divertido, hasta que lo incorpores como un nuevo hábito de vida.

Deja atrás el miedo a hacerlo diferente, escucha lo que la experiencia de tu familia o tus padres tiene que decirte, pero no hagas una copia de las vidas de otros en la tuya, sobre todo si en las copias van tristezas, enfermedades y sufrimientos extremos.

Tu vida es una experiencia única, exclusiva y con características propias, trátala como tal.

Escucha los consejos, adapta lo que te funcione, encuentra tus propias formas y caminos, no tengas miedo a intentar. ¡Haz de ella una experiencia inolvidable y propia!